¿Cuánto cuesta una dashcam?
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Hay dashcams de todo tipo y diseño, pero ¿cuánto cuesta realmente una dashcam decente? El precio de una dashcam depende principalmente de la marca, la calidad y la funcionalidad de la dashcam. Además, una dashcam de una marca conocida suele costar un poco más que una dashcam sin marca y también. Además, hay algunos accesorios que hacen que la instalación y el uso sean necesarios y más fáciles. Por ejemplo, además de la dashcam, también necesitas una tarjeta Micro SD para almacenar los vídeos.
Puedes conseguir una buena dashcam desde 50 euros. Por lo general, recomendamos no optar por una dashcam de menos de 50 euros. En Action, a veces se ofrecen dashcams por 20 o 30 euros. Pueden funcionar bien durante un tiempo, pero probablemente no podrás reconocer a las personas ni las matrículas en los vídeos. A partir de unos 50 euros, la calidad (de imagen) de las dashcam mejora considerablemente. En el pasado, hemos tenido algunas dashcam de este precio en la gama, pero debido a problemas recurrentes dejamos de venderlas. Barato = caro se aplica en este caso.
El precio medio de una dashcam ronda entre los 100 y los 150 euros. En el rango de precios de 100 euros en adelante, tienes una dashcam con buena calidad de imagen y también funciones extra como wifi y GPS. Por lo general, las dashcam se pueden ampliar con accesorios como un hardwire kit o una cámara trasera, que por supuesto suponen un coste adicional. Nuestra dashcam más vendida, la AZDome M63 Pro, cuesta 139 euros, por ejemplo.
Una dashcam puede costar mucho más; por ejemplo, las dashcams 4K de Vantrue y Gnet cuestan entre 300 y 400 euros, y los precios de BlackVue son aún más elevados. En general, las dashcam de más de 100 euros no mejoran necesariamente su calidad. Las dashcam a partir de 200 euros suelen venir muy completas, lo que las hace un poco más caras por defecto. En el caso de Gnet y BlackVue, las dashcams cuestan un poco más porque, por ejemplo, tienen un software y una nube de soporte más amplios. También pagas un poco por el diseño y el reconocimiento de la marca. Puedes compararlo con un iPhone que cuesta mucho más (pero no es necesariamente mejor) que un teléfono Huawei u Oppo.